Resumen

Este artículo aporta una visión estructural y comparativa de la globalización en escalas espaciales y composiciones sectoriales de las economías mundial, nacional y de Jalisco, lo cual permite observar en tal contexto a Jalisco como estado articulado al proceso histórico de internacionalización contemporánea. Se analiza la dinámica de la inversión extranjera directa (IED) y se describen su evolución, su estructura y sus ciclos en lo que va del siglo XXI. El análisis permite identificar una fase madura de la globalización en México y Jalisco, y se observa que en ella el estado está avanzando hacia un debilitamiento en su articulación con la globalización en el marco de un escenario mundial de estancamiento del proceso. Puesto que la globalización es por naturaleza un proceso desigual, la visión estructural constituye un aporte para profundizar en el estudio de la articulación regional de México a la dinámica de la IED.

Abstract

This article provides a structural and comparative view of globalization at spatial scales and sectoral compositions of the world, national and Jalisco economies. This allows us to contextually observe Jalisco as a state articulated in the historical path of contemporary internationalization. The dynamics of foreign direct investment (FDI) are analyzed, describing its evolution, structure and cycles during the 21st century. The analysis identifies a mature phase of globalization in Mexico and Jalisco and shows that within this phase the state is moving towards a weakening of its articulation with globalization, within the framework of a world scenario of stagnation of the process. Given that globalization is by nature an uneven process, the structural vision constitutes a contribution to deepening the study of Mexico’s regional articulation with international capital flows.

Palabras clave:
    • globalización;
    • inversión extranjera directa;
    • manufactura y servicios;
    • México;
    • Jalisco.
Keywords:
    • globalization;
    • foreign direct investment;
    • manufacturing and services;
    • México;
    • Jalisco.

Introducción

La inversión extranjera directa (IED) es el mecanismo transmisor de un proceso de globalización que se manifiesta a nivel regional en los países receptores. Por ello, la región es el espacio donde se materializan las transformaciones que definen la globalización y las desigualdades asociadas a ella (Scott y Storper, 2003; Ezcurra y Rodríguez-Pose, 2013). Este artículo es de corte estructuralista y aborda la dinámica de la globalización en el siglo XXI mediante el capital externo productivo y el modo como se han insertado en ella México y el estado de Jalisco. Por dinámica de la globalización se entiende el conjunto de características de estructura, evolución y acumulación de capital externo durante el tiempo y en espacios definidos, de tal suerte que se pueden comparar las dinámicas internacional, nacional y regional para caracterizar la globalización en México y Jalisco.

Jalisco ocupa un lugar prominente en la economía de México. Su PIB en 2018 representó 6.8 % del PIB nacional, lo cual colocó al estado en el cuarto lugar en producción entre las entidades federativas. A ello se liga que Jalisco tiene el quinto lugar en inversión foránea recibida, pues captó 5.5 % de la IED total acumulada del país durante el periodo 1999-2018. Este artículo contribuye a explicar el modo en que la globalización ha moldeado una geografía económica en México en lo que va de este siglo, con su dinamismo y sus desigualdades (Micheli, 2020a, 2020b). Al conceptualizar las fases y estructuras de la globalización, se establece un vínculo analítico entre la evolución de Jalisco y la dinámica general de la globalización, de modo que este enfoque permite interpretar los años más recientes y el escenario probable. De esta suerte, el artículo responde a la inquietud de la corriente de estudios sobre el impacto de la IED en particular, y de la globalización en general, en territorios específicos (Scott y Storper, 2003; Mullen y Williams, 2005; Ezcurra y Rodríguez-Pose, 2013; Jones y Wren, 2016); el marco analítico que lo guía es el del cambio estructural, definido desde la visión desarrollista como el crecimiento del producto y una combinación de cambios en la estructura económica nacional o regional (Kuznets, 1973; Syrquin, 1988; Kottaridi y Stengos, 2010).

El artículo está compuesto por esta introducción y seis secciones. En la primera se hace una revisión de la literatura que relaciona la globalización con la escala regional y los sectores manufacturero y de servicios; la segunda hace una breve descripción de la metodología sobre el empleo estadístico de la IED para caracterizar su dinámica; la tercera contiene una síntesis de la literatura sobre el cambio de la estructura productiva de Jalisco, y en las secciones siguientes se analizan las dinámicas de globalización mundial, de México y de Jalisco. La última sección contiene las conclusiones.

La globalización durante el siglo XXI: región, manufactura y servicios

Durante la fase expansiva y novedosa de la globalización que ha tenido lugar en el presente siglo (Dunning y Lundan, 2008; Berberoglu, 2010; Pandya, 2016) los efectos regionales han despertado un interés creciente por sus impactos locales en empleos y salarios, así como por la diseminación de negocios y conocimientos; pero también por la incertidumbre acerca de la calidad y temporalidad de estos beneficios (Mullen y Williams, 2005; Jones y Wren, 2016). La literatura sobre cadenas de valor pone de relieve que la organización de la producción y los suministros de la empresa transnacional tienden a relegar a actores locales, por lo que no ocurre en automático que la presencia y operación de empresas de capital extranjero detonen un proceso de desarrollo local. El modelo de globalización designado como cadenas de valor que se ha desarrollado conceptualmente (Gereffi y Fernández-Stark, 2016) describe cómo los flujos transfronterizos de capital productivo están determinados por normas, jerarquías y decisiones internas dentro de la cadena industrial, con un aporte marginal de creación de valor para determinadas regiones cuyo papel es menor en la cadena global. En este marco, los efectos de propagación de capacidades empresariales, empleos, técnicas y conocimientos son limitados y para que existan se requieren capacidades locales que canalicen y aprovechen externalidades positivas (Narula y Dunning, 2010).

La globalización de los servicios ha sido estudiada debido al fuerte desarrollo que han tenido durante este siglo. Un proceso de concentración de capitales y una transformación de trabajo especializado y con herramientas digitales han convertido los servicios en un sector cuyas empresas buscan activamente beneficios en el marco de la globalización (Segal-Horn, 2015). La característica básica de la estructura de los flujos de IED a nivel mundial es el creciente avance del sector servicios, que se constituyó desde el último cuarto del siglo XX en la fuerza motriz de la globalización (Aharoni y Nachum, 2000). Este proceso inició en la década de 1970, cuando los servicios aportaban ya una cuarta parte de la IED mundial, y su continuo avance ha hecho que estas actividades constituyan en el siglo XXI más del 60 % de los flujos de capital externo productivo, frente a un promedio del 27 % de la manufactura. En los servicios predominan sectores como las finanzas, los servicios a negocios, el comercio y las telecomunicaciones (UNCTAD, 2018).

La integración de los servicios a la manufactura constituye un factor que debe ser considerado para evaluar y analizar en la actualidad la globalización económica (Bohn, Brakman y Dietzenbacher, 2018). Aunque son diversos los servicios, los de mayor contenido en conocimiento y uso de tecnologías digitales han probado en las últimas décadas que son portadores de las actividades económicas más relevantes en materia de empleo, comercio, valor agregado, productividad e innovación, en un nuevo modelo interpretativo de integración de servicios y manufactura (OECD, 2000; Pilat y Wolfl, 2005). La manifestación regional de esta integración es recogida en una amplia literatura que reconoce que la producción de servicios está asociada a mayor productividad y más altos ingresos (Illeris y Philippe, 1993; Daniels y Bryson, 2002; Cuadrado-Roura, 2016). Entre estos servicios avanzados están los financieros, reconocidos por ser un insumo clave para el desarrollo de la industria, y el conjunto de servicios a las empresas, que es intensivo en tecnología e información.

En México, la perspectiva regional de la globalización ha aportado hallazgos que en general confirman la débil propagación de efectos positivos en los territorios donde ha habido acumulación de IED, tanto de manufacturas como de servicios (Mungaray y Benítez, 2000; Dussel, Galindo y Loría, 2003; Coll-Hurtado y Córdoba y Ordóñez, 2006; Carrillo, Gómez y Plascencia, 2012; Contreras, Carrillo y Alonso, 2012; Bensusán, Carrillo y Micheli, 2017; Micheli, 2019). Ello a pesar de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entró en vigor en 1994 y poco más de un cuarto de siglo de historia económica de México se explica en muchos de sus rasgos básicos por la globalización, que ha definido en gran medida el perfil productivo regional del país. La configuración de la geografía económica de México, con sus reconocidas desigualdades entre un norte y norte centro con más altos niveles de actividad económica y bienestar que el sur y sureste, tiene raíces socioeconómicas territoriales importantes, pero la entrada de flujos de IED ha sido un factor que agudizó la división entre estas dos realidades.

Metodología

Para la descripción y el análisis de la economía regional globalizada, la IED nos brinda la información sobre procesos de aglomeración de capital que a lo largo del tiempo definen la trayectoria económica en el marco de la globalización. Este tipo de inversión es el proceso mediante el cual una empresa instalada en un país provee capital a una filial suya en otro país, ya sea para crear una nueva planta o para reinvertir en una ya existente. La acepción contable de este tipo de capital reúne tanto los flujos nuevos como los que resultan de reinversiones. En el caso que se desea estudiar, esta diferenciación no es relevante porque el capital foráneo constituye una inversión productiva que tiene un efecto de aglomeración asociado a la economía regional e ilustra sobre las dimensiones de la acumulación del capital que opera como organización productiva de las empresas multinacionales a escala local. La salvedad que habría que hacer es la IED resultante de la venta de activos de una empresa previa, ya que no es una acumulación productiva de efecto regional.

Con la información disponible por rama económica y por estado, obtenida de datos abiertos de la Secretaría de Economía, es posible construir las características de la difusión de los flujos de capital externo productivo y obtener así una visión de los rasgos principales que tiene la dinámica de la globalización tanto en las regiones como en los sectores, que comprende descripciones de estructura y evolución del fenómeno. Si se trata de flujos anuales, es importante reconocer la dinámica periódica y del acervo de capital; lo segundo nos da una visión de la aglomeración territorial de capital en sus modalidades de manufactura y de servicios y define la articulación sectorial del estado con la globalización. La clasificación sectorial empleada es la del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2007).

La capacidad explicativa de un ejercicio de naturaleza cuantitativa radica en la conmensurabilidad del fenómeno de la globalización en dos sentidos: 1) en la dirección, que va desde el nivel internacional hasta el local, y 2) que es transversal dentro de cada nivel si se comparan los sectores globalizados. Una descripción de contextos y estructuras es el inicio de la comprensión del fenómeno de globalización en Jalisco ya que esta, lejos de ser un proceso uniforme, expresa una etapa de internacionalización productiva del capitalismo que es multisectorial -en un abanico que va desde ramas de producción material hasta de servicios- y multirregional -abarca territorios diversos por razones también diversas-. Esto significa que la globalización es por naturaleza un proceso desigual, y la manifestación cuantitativa de las exportaciones de capital, que son el vehículo de obtención de ganancias, brinda la primera evidencia de esta desigualdad.

Si bien el eje de la globalización es la internacionalización económica, su expresión es también social y política. Esta conexión entre economía y sociedad es resultado del creciente poder político y cultural de empresas multinacionales hegemónicas, junto con el debilitamiento de la capacidad de los Estados para alcanzar el desarrollo, desbalance de poderes que está en la génesis del proceso de expansión neoliberal. Por esta razón, conviene recalcar que el presente análisis a partir del concepto de globalización en un territorio concreto, el de Jalisco, tiene como eje de explicación la dimensión económica, vehiculada por la IED. Esta, que es una herramienta de conmensurabilidad del fenómeno, permite las ulteriores investigaciones en el marco de la economía y la sociología de la globalización, pues indaga sobre las causas y los efectos del comportamiento de empresas como agentes de producción, empleo y conocimiento en territorios específicos.

Transformación estructural de la economía jalisciense

En esta sección se presenta una visión sintetizada de la transformación estructural que ha tenido la economía de Jalisco. Se recupera la literatura mínima útil para este fin y, por supuesto, se reconoce que es un tema que ha sido desarrollado por más autores que los aquí citados. La literatura académica sobre el proceso de transformación estructural de la economía de Jalisco pone de relieve el cambio ocurrido a partir de la drástica liberalización de la década de 1980, que impactó a empresas tradicionales y sectores dinámicos del estado (Alba y Roberts, 1990) en el contexto de un tejido económico conformado preponderantemente por unidades productivas pequeñas (Arias, 1985). La reestructuración económica tuvo un importante reflejo geográfico en un acentuado proceso de metropolización; Bazdresch (2000) apuntó que a finales de la década de 1990, 54 % de los habitantes de Jalisco, 70 % de la industria, 60.5 % del comercio y 90 % de la educación se encontraban en la zona metropolitana de Guadalajara. Una referencia al proceso de globalización temprana en la misma década señala: «En años recientes las empresas más grandes de capital jalisciense fueron vendidas a extranjeros y en los nuevos negocios que se pueden considerar como grandes generalmente predomina el capital extranjero» (Valencia, 2000: 44).

Un sector emblemático de la fase de globalización en Jalisco ha sido la industria electrónica y del software, que tuvo un inicio temprano en la década de 1960; Basulto, Hernández y López (2016) hacen una descripción general del mismo y de su integración a las cadenas globales. El papel que desempeñó la empresa multinacional IBM -pionera en Jalisco en los años setenta- en la conformación y organización de un clúster regional de base electrónica lo describen Jaén y León (2005). Esta forma de organización territorial de un sector productivo ha sido motivo de interés espacial por la fórmula de actores privados y públicos que interactúan en su desempeño (Palacios, 2008). Las desigualdades en el campo laboral son analizadas inicialmente por Partida (2002), quien explora la dimensión del desarrollo mediante la reestructuración productiva que impulsa la globalización.

La orientación general de la literatura académica sobre el desarrollo económico de Jalisco muestra el tránsito hacia un modelo productivo globalizado con desigualdades. Una revisión estadística de la estructura productiva básica del estado permite dimensionar el cambio estructural que ha vivido, como se observa en el Cuadro 1, donde se advierte que la manufactura ha perdido peso en la estructura económica de Jalisco en cuanto a producción y ocupación laboral. En cambio, lo ha ganado de manera relevante el sector de los servicios avanzados.1 En 2018, la estructura productiva es terciarizada en poco más de 70 %, mientras que en 1998 lo era en poco más de 52 %. La estructura laboral, por su parte, pasó de una terciarización de 61.6 % a una de 70.5 %. Esta es la dimensión del cambio estructural a lo largo del siglo XXI en Jalisco. Esta transformación ha venido acompañada de retrocesos en el bienestar: las remuneraciones reales de la manufactura cayeron a una tasa media anual de -1.7 % y las de servicios avanzados a -1.1 %, datos que confirman lo descrito por los autores citados que abordan la desigualdad del proceso.

Participación de los sectores en la economía de Jalisco, 1998 y 2018 (porcentajes)
Sectores 1998 2018
VACBa Manufacturas 43.5 35.9
Servicios avanzados 8.3 15.2
Servicios no avanzados 43.9 45.4
Otros 4.3 3.5
POTb Manufacturas 32.2 25.3
Servicios avanzados 9.4 12.9
Servicios no avanzados 52.2 57.6
Otros 6.3 4.1
a

Valor agregado censal bruto.

b

Personal ocupado total.

Fuente: Cálculos propios con base en datos del INEGI (1999, 2019).

Dinámica de la globalización: etapas, configuraciones sectoriales y regionales

Dunning y Lundan (2008) identifican la década de 1960 como el inicio de una fase de globalización de la producción mediante el crecimiento de flujos de IED en nuevas modalidades. México forma parte de la globalización en una fase temprana desde la década de 1980, cuando el gobierno la estimuló mediante reformas que permitieron el ingreso de capital foráneo mayoritario en empresas y se dieron pasos importantes en la liberalización comercial (Dussel, 2000); además, ya se había iniciado la reconversión de la industria automotriz con nuevas plantas orientadas a la exportación en diferentes territorios del país (Micheli, 1994). La entrada en vigor del TLCAN, en 1994, significó un nuevo impulso a la inversión en esta fase temprana, que identificamos como característica de las décadas de 1980 y 1990. A este periodo lo podemos considerar como de globalización con objetivos y estrategias definidas por parte de los capitales internacionales, para integrar sus plataformas exportadoras al mercado de Norteamérica. Por ello es importante recordar que la reestructuración productiva que permitía el aprovechamiento de las condiciones comerciales del TLCAN se gestó y ya funcionaba en años previos a la firma de dicho instrumento legal.2

La globalización se define como una estructura de la economía internacional crecientemente interrelacionada y jerarquizada; su dinamismo se puede observar mediante el ritmo y la composición de la IED3 que nos ofrece la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés). En el siglo XXI se ha observado al respecto un comportamiento ascendente de las corrientes de inversión productiva pero con un patrón cíclico: tras haber alcanzado un máximo en 2007, la inversión internacional declinó y mantuvo cierta estabilidad hasta 2014, para aumentar hasta un nuevo máximo en 2015, que fue ligeramente superior al de 2007. Desde entonces ha habido una disminución continua, lo cual da lugar a lo que la UNCTAD considera parte de un ciclo negativo de largo plazo motivado por un decremento en la tasa de retorno, que afecta al conjunto de los sectores que componen tanto la IED que se dirige a países desarrollados como la que tiene como destino aquellos que se encuentran en desarrollo (UNCTAD, 2018).

El informe de la UNCTAD de 2019 había diagnosticado un ciclo negativo de largo plazo, y los datos de 2020 corroboran la presencia de una crisis de la globalización. El informe de la UNCTAD (2020) señala, como efecto del derrumbe de la demanda generado por la pandemia del COVID-19, una caída de 40 % en los flujos de IED para este año con respecto al de 2019, y un estimado de 5 % al 10 % de caída para 2021, lo que llevará a un nivel de IED inferior al de 2005. En particular, la caída de la IED en América Latina será de 50 % respecto a la de 2019, pues el perfil productivo del subcontinente lo torna vulnerable porque depende de la inversión en cadenas de valor intensivas en trabajo y en las industrias extractivas. Se avizora que los impactos negativos de la crisis sobre el capital externo productivo se prolongarán hasta 2030, según se observa en el Cuadro 2.

Impactos principales de la pandemia sobre la IED
2020 (inmediato) 2021 (corto plazo) 2022 (mediano plazo) 2030 (largo plazo)
Lentitud al implementar proyectos en curso debido al cierre de locaciones. Efectos automáticos sobre reinversión de ganancias (50 % de la IED). Reducción en fusiones y adquisiciones transfronterizas. Disminución de proyectos y decisiones al 50 %. Desinversión, regreso a la producción nacional, desviación de tendencias.

Fuente: Tomado de UNCTAD (2020: 3).

La dinámica de la globalización, caracterizada mediante los ritmos y la composición de la IED, manifiesta dos aspectos importantes: el predominio general de la inversión en servicios frente a la que se dirige a las manufacturas. La terciarización es un proceso iniciado en la década de 1970, cuando los servicios aportaban una cuarta parte de la inversión mundial, en tanto que en la década de 1990 ascendieron a la mitad, para rebasar claramente esa proporción con el cambio de siglo. Una salvedad que cabe registrar es que en el caso de los países en desarrollo sigue siendo más importante la IED en manufacturas.4

En cuanto a la configuración sectorial del capital acumulado, existe un claro predominio de los sectores que componen los servicios. Como afirma la UNCTAD (2017: 28): «liderados por industrias como finanzas, servicios a los negocios, comercio y telecomunicaciones, los servicios continúan siendo ‘la parte del león’ de la inversión extranjera, contabilizando dos tercios del acervo global de IED».

En la estructura de las manufacturas sobresalen los productos químicos (20 %), seguidos por alimentos y bebidas (13 %), electrónica (9 %), vehículos de motor (8 %), química (6 %) y otros (19 %). El 25 % restante se reporta como no especificado (UNCTAD, 2017: 21).

Participación de México en globalización del siglo XXI: la fase dinámica y la madura

La estructura de la IED por país muestra que el destino principal de la inversión acumulada (1996-2019) es Estados Unidos con 17.4 %, país al que siguen a gran distancia China con 7.5 % y Gran Bretaña con 6.6 %. El primer país en desarrollo en la distribución acumulada es Brasil con 3.3 %, seguido por México, que ha participado en promedio con 2.3 %, lo cual lo sitúa en el lugar 12.

La participación de México en la IED mundial ha evolucionado, entre 2001 y 2004 fue más importante la presencia del país en ella que en el resto del siglo. En 2001 participó con 3.9 %, en 2002 con 4.1 %, en 2003 con 3.3 % y en 2004 con 3.6 %. Después de este periodo, su participación solo fue relevante en 2013, con un pico de 3.3 %. De 2014 a 2019, México se ha movido en una banda de entre 1.6 % y 2.3 %.

Evolución geográfica de la IED en México

La evolución de la distribución de la IED en la geografía de México permite identificar el periodo durante el cual Jalisco ha sido una entidad relevante en el contexto nacional, desde el enfoque de la globalización. En el largo plazo de casi tres décadas, el país ha sentado las bases para llegar a vivir plenamente un modelo de economía definida por las necesidades del mercado exterior bajo la estrategia competitiva de empresas multinacionales. Este modelo se ha expandido territorialmente, ya que inició con la inversión foránea concentrada en un pequeño número de entidades herederas de las capacidades industriales de la sustitución de importaciones. En la fase más reciente de la globalización el territorio de México que participa en la IED ha crecido significativamente, lo que ha dado lugar a una nueva geografía económica. En el Cuadro 3 aparece de manera sintetizada el proceso aludido, que abarca de 1989 a 2018, con tres periodos diferenciados. En el Mapa 1 se ilustra la transformación geográfica descrita anteriormente.

Transición territorial de la IED en México
Periodo Proceso Concentración geográfica de la IED
1989-1994. La fase 1989-1994 es la previa al TLCAN y contiene el conjunto de reformas que dan entrada a la liberalización comercial, además de que inicia la reconversión exportadora de la industria automotriz. El 76.8 % de la IED acumulada en el periodo se concentró en tres entidades: Distrito Federal, Estado de México y Nuevo León, donde vivía el 26 % de la población del país en 1994.
1994-1999 Fase de arranque del TLCAN. Se concibe como un periodo de la globalización con objetivos y estrategias definidas por los capitales internacionales para integrar sus plataformas exportadoras al mercado de Norteamérica. El 74 % de la IED se concentró en el Distrito Federal, Nuevo León y Estado de México, a los que se agregó Baja California. La suma de población fue de 28.7 % del total nacional de 1999.
2000-2018 Funcionamiento pleno del modelo exportador. México forma parte de cadenas de valor globales. Se amplía la base territorial de la IED. Se atraviesa por la crisis de 2008-2009, que afecta significativamente el sector automotriz. El 73.9 % de la IED del periodo se localizó en 12 estados: los cuatro ya mencionados más Coahuila, Jalisco, Chihuahua, Guanajuato, San Luis Potosí, Tamaulipas, Veracruz y Querétaro. Juntos tienen el 58.7 % de la población del país en 2018.

Fuente: Elaboración propia.

Territorios de la IED, 1989-1999 y 2000-2018

Fuente: Cálculos propios con base en datos de la Secretaría de Economía.

Dinámica de la IED en México: etapas y sectores

La estructura sectorial de la IED acumulada en México de 1999 a 2018, con un monto total de 545 294 millones de dólares, se ha concentrado en el sector de manufactura, con 48.8 %, seguido por el de servicios con 38.6 %, como se observa en el Cuadro 4. En él se advierte que México sigue el patrón de países en desarrollo donde la inversión externa en manufactura es mayor que la inversión en servicios.

Estructura de la IED acumulada en México, 1999-2018
Sector Porcentaje
Manufactura 48.8
Servicios 38.6
Minería 5.3
Construcción 3.9
Energía y gas 3.1
Total 100.0

Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría de Economía.

El flujo anual de la IED total y sus dos componentes principales: manufactura y servicios distinguen dos fases: 1999-2012 y 2013-2018. A partir de 2013 los flujos anuales de IED en manufactura se desprenden de la tendencia previa y son superiores a los de los años comprendidos entre 1999 y 2012. Estas fases se pueden distinguir por el dinamismo de la acumulación de IED en ellas. Durante la fase inicial, de 1999 a 2012, se formó 60.7 % del acervo total del periodo, en tanto que a la segunda, de 2013 a 2018, corresponde 39.3 %. Por ello parece adecuado caracterizar la primera como dinámica y la segunda como madura. Los años en que México tuvo su mayor participación en la inversión internacional están comprendidos en la fase dinámica, y en el mismo periodo vivió un modelo de globalización de país desarrollado, pues los servicios y la manufactura tuvieron una participación equitativa en la formación del acervo, con 45 % cada sector. En cambio, en la fase madura la participación de la manufactura en el total es claramente superior, con 55 %, a la de servicios, que contabiliza 28 %.

En suma, la fase dinámica de la globalización genera la mayor parte del acervo de IED y es equilibrada en su composición entre servicios y manufactura; la fase madura aporta la parte menor del acervo y la manufactura concentra la inversión.

La globalización en Jalisco durante el siglo XXI

Tres criterios permiten caracterizar el proceso de globalización en Jalisco:

  • Los estados participan de la globalización en distintos sectores, de los cuales algunos son líderes por la acumulación especial que empresas del mismo sector realizan en la región, por lo que es relevante conocer en qué medida se produce esta acumulación y compararla con la de estados competidores en el sector.

  • La estructura de la IED total da cuenta de la importancia relativa de los diferentes sectores que componen la IED de cada estado. Se entiende que puede haber o no coincidencia entre sectores en que un estado es líder y los que predominan en su estructura.

  • La dinámica de la globalización es vista mediante la evolución de flujos anuales de capital externo productivo en sus diversos sectores y a través de la evolución de la IED, que permite evaluar la antigüedad del proceso de industrialización, dentro del periodo observado.

Lo anterior ayuda a reconocer distintas etapas y comparar la globalización del estado con la nacional.

El acervo de IED formado de 1999 a 2018 en Jalisco representa 5.5 % del nacional, lo cual lo sitúa como la quinta entidad federativa en importancia. En el rubro de manufacturas participa con 6.5 % y en servicios con 5.1 % del país. La composición de dicho acervo en Jalisco es de 57.8 % para las manufacturas y 35.8 % para los servicios, mientras que otros sectores representan el 6.2 % restante. Es un estado cuya integración a la globalización tiene un componente de manufactura superior al de servicios.

El perfil sectorial de la IED acumulada en Jalisco muestra que es un estado líder en las industrias electrónica, alimentaria y de plástico-hule, con participaciones de 20 %, 16 % y 16 %, respectivamente, del correspondiente stock nacional.5 Los sectores relevantes en su propia estructura son el de la electrónica, que representa 25.4 % del total manufacturero del estado, y el de servicios financieros y seguros, con un peso de 35.6 % de la inversión externa en servicios de la entidad. Por otra parte, en la manufactura, lejos de la posición que ocupa la electrónica, se encuentran los sectores de bebidas y tabaco, alimentos y plástico-hule. En el Cuadro 5 es posible visualizar y comparar los sectores en que el estado es líder y los que predominan en su estructura.

IED acumulada en Jalisco en sectores relevantes,* 1999-2018
Manufactura Porcentaje en sector Porcentaje en manufactura de Jalisco Servicios Porcentaje en sector Porcentaje en servicios de Jalisco
Electrónica 20 25 Financiero 5 36
Bebidas y tabaco 6 16 Hotelería y restauración 7 15
Alimentaria 16 15 Información en medios
15 masivos 9 15
Plástico y hule 16 11 Comercio 4 14
Subtotal 67 Subtotal 80

* Las cantidades están redondeadas.

Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría de Economía.

A continuación se describe la evolución de la IED en Jalisco. A semejanza de las etapas de la globalización a escala nacional, en el estado se presentan dos ciclos, el primero abarca de 1999 a 2009 y el segundo de 2010 a 2018, diferenciación que se basa en una mayor afluencia de flujos de manufactura en el segundo periodo. En efecto, casi 60 % de ella se estableció de 2010 a 2018, contra 40 % de la primera etapa. En cambio, los servicios tuvieron montos equivalentes a 50 % en las dos fases.

Sin embargo, con una mirada más atenta se advierte que en realidad fue el sector de bebidas y tabaco, con una fuerte inyección de recursos en 2013,6 el que influyó en el agregado de inversión foránea, donde hubo caídas importantes en las industrias líderes de la globalización en Jalisco en años recientes.

En Jalisco la globalización está marcada por una caída constante de su participación en el acervo de IED total de México de 2015 a 2018. Disminuyó de 7.7 % de la misma a solo 2.5 %;7 su participación más baja había sido de 3.2 % en 2005. Por lo tanto, el dato de 2018 es su mínimo histórico. Cabe recordar que Jalisco empezó en 1999 con una participación de 5.5 % de la IED del país y alcanzó un máximo histórico de 8.3 % en 2010.

Cabe preguntarse ¿qué dinámicas sectoriales explican la caída de la importancia relativa de Jalisco en los años recientes, dentro de la fase de globalización madura? Para evaluar lo ocurrido, se observa qué sectores son los más relevantes en un periodo largo, que va de 1999 hasta el año del quiebre 2015, y a partir de entonces cuál ha sido su dinamismo en el periodo 2015-2018. Se toman los cinco sectores que aportan 54.5 % de la IED acumulada total.

El sector de mayor peso es el de la electrónica, que representaba 15.3 % de la inversión acumulada total hasta 2015, año a partir del cual ha mantenido un fuerte dinamismo, con una tasa de crecimiento anual de 23.0 % en el periodo 2015-2018; sin embargo, este fue menor que el crecimiento nacional del sector (30.5%) en el mismo periodo.

El siguiente sector en importancia es el de servicios financieros y seguros, con 13.3 % en el periodo 1999-2015. Este sector del grupo económico de los servicios mostró una caída de -13.3 % de 2015 a 2018. Con una relevancia muy cercana a la electrónica, el sector financiero ha tenido una importante fase recesiva. Cabe señalar que a nivel nacional tuvo una tasa media de crecimiento de -10.7 % en idéntico periodo, por lo cual el deterioro de Jalisco rebasa al nacional.

Siguen en orden de importancia para Jalisco dos sectores globalizados de manufactura tradicional, que podemos mencionar de modo conjunto: la industria de bebidas y tabaco con 10.7 % acumulado y la alimentaria con 9 %. La primera tuvo una caída catastrófica de -207.8 %, la segunda de -33.3 %. Añadimos la comparación con los datos nacionales: la industria de bebidas y tabaco decreció -17.4 % y la alimentaria -40.4 %. Ambos sectores de la manufactura son declinantes a nivel del estado y también de la nación.

El sector de servicios de información completa el grupo básico. Aporta 6.0 % y tuvo una caída en Jalisco de -71.5 %. El dato nacional fue de -21.3 %.

En síntesis, de los cinco sectores líderes que componen el grueso de la IED acumulada total en el periodo 1999-2015 en Jalisco, cuatro han tenido caídas de por lo menos dos dígitos, y en tres de ellos han sido mayores que las observadas a nivel nacional: servicios financieros, bebidas y tabaco y servicios de información en medios masivos. El único sector que ha crecido en Jalisco lo ha hecho a una tasa menor que la nacional, pero aun con ello ha sostenido la globalización en el estado. Se trata del sector de la electrónica.

Por esta razón, Jalisco ha perdido peso de manera sensible en la globalización nacional, pues en el estado ha caído la IED simultáneamente en las manufacturas y los servicios, que forman parte de su estructura básica.

Conclusiones

La globalización es un fenómeno dinámico en esencia, pues refleja el movimiento de capitales y los cambios estructurales que provocan, por el modelo productivo que conllevan. El estudio del movimiento de capitales productivos tiene como base la IED, y el análisis de esta con la metodología empleada en este artículo permite caracterizar las diferentes escalas del fenómeno (internacional, nacional, estatal), las temporalidades (fases dinámica y madura) y las composiciones sectoriales (manufacturas, servicios). Los datos mostrados indican que la globalización en México, y por ende en sus regiones, se inscribe en un patrón internacional que exhibe ciclos de la inversión y una estructura en la cual son más importantes los servicios para países desarrollados y la manufactura para países en desarrollo; en los servicios, los de índole financiera son los más importantes, y en la manufactura lo son los del sector químico. El ciclo actual de la IED muestra una fase de crisis iniciada en 2015 y con un horizonte de largo plazo.

Como se ha mostrado, México forma parte del patrón de globalización del siglo XXI. En ella se identifican dos etapas, una de carácter dinámico de 1999 a 2012, en la cual se formó 60 % del acervo de IED y que fue liderada conjuntamente por los sectores de servicios y manufactura; y otra de 2013 a 2018, en la que las manufacturas son líderes y de carácter maduro. En esta segunda etapa México se asemeja más al patrón global tanto por el peso de la manufactura como por la pérdida de dinamismo en años recientes. La parte final de la fase madura muestra un comportamiento significativo; de hecho, en los últimos años las manufacturas se han debilitado pero la inversión automotriz ha sido creciente; sin ella el país habría caído un poco más en el reparto mundial de inversiones.

De acuerdo con la dinámica internacional, la fase actual de la globalización en México y en Jalisco muestra un comportamiento recesivo y tiene un horizonte similar. Es decir, la fase de globalización de México que he denominado madura y que se caracterizó por el desplazamiento de los servicios a favor de la inversión en manufactura está terminando, y lo está haciendo en un escenario de crisis.

La crisis que marca esta parte final de la fase de globalización madura en México es especialmente significativa para Jalisco. De sus cinco sectores líderes, cuatro registran caídas en los flujos anuales, y tres de ellos tienen caídas mayores que las observadas a nivel nacional: servicios financieros, bebidas y tabaco, y servicios de información en medios masivos. El sector de la electrónica es el único que ha crecido y ha sostenido la globalización de Jalisco.

En la geografía nacional de la globalización, como consecuencia de este ciclo maduro y su crisis, Jalisco muestra una caída constante de 2015 a 2018 en su participación en el acervo de IED total nacional: disminuyó de 7.7 % a solo 2.5 %. Sin embargo, el estado había tenido un máximo histórico de 8.3 % en 2010, en pleno ciclo dinámico en México.

Es importante reconocer dicho patrón internacional para tener el contexto adecuado que permita el análisis nacional y regional. La principal aportación de este artículo es la construcción de este contexto como instrumento de análisis de la globalización a escala regional, el cual es una condición para entender el proceso de una nueva geografía económica en este siglo.

Este estudio ubica a Jalisco en la dinámica de la globalización internacional y nacional en el siglo XXI. Por el peso del estado en la economía mexicana, constituye un ejercicio relevante para articular el proceso de conformación de la geografía económica de México y la globalización, y en este se reconoce la importancia de fases en que ha sido variable la dinámica de la globalización. La conceptualización de las fases y estructuras de la globalización establece un vínculo analítico entre la evolución del estado y la dinámica general de la globalización, de modo que este enfoque permite interpretar los años más recientes y el escenario probable.

En suma, la globalización de México es el ensamble de economías regionales en transformación estructural por la acumulación de IED en sectores industriales y de servicios. La configuración territorial de la globalización en México, observada mediante las aglomeraciones del capital productivo transnacional, ha sido un proceso caracterizado por distintas fases. La geografía económica actual pertenece a una fase de globalización madura y las exportaciones futuras de capital hacia México enfrentan una situación de incertidumbre derivada de la crisis de la globalización ◊

Notas al pie:
  • 1

    Los servicios avanzados comprenden los sectores siguientes: (51) información en medios masivos; (52) servicios financieros y de seguros; (54) servicios profesionales, científicos y técnicos; (55) dirección de corporativos y empresas; (56) servicios de apoyo a los negocios y manejo de desechos y servicios de remediación (Micheli, 2019).

  • 2

    Al TLCAN suele vérsele superficialmente como inicio y motor de la globalización en México; sin embargo, según el análisis de la reestructuración productiva es la consecuencia institucional de la fase inicial de la globalización en el país y en Norteamérica. Naturalmente, este instrumento comercial ha condicionado y fortalecido la globalización desde que entró en vigor, sin que por ello la dinámica de la IED en México dejara de estar integrada al patrón general que hemos descrito.

  • 3

    La definición de IED de la UNCTAD se refiere al capital recibido, directamente o a través de otras compañías relacionadas, por una empresa de IED de un inversor extranjero directo, y puede ser capital, reinversión o préstamos interempresas (UNCTADstat, s.f.).

  • 4

    Sin embargo, se detecta que con el paso del tiempo los países en desarrollo fueron captando una parte mayor de flujos de capital en servicios: 25 % en 2002 y cerca de 50 % en 2011 y 2012 (Kafait, 2018).

  • 5

    Las entidades con las que comparte Jalisco el liderazgo en estos sectores son: en electrónica con Baja California, alimentaria con la Ciudad de México y plástico-hule con Querétaro.

  • 6

    Este aumento se debió a la venta de la Cervecería Modelo de Guadalajara al grupo belga AnheuserBusch Inbev. No se trató, por lo tanto, de un aumento en la capacidad productiva del estado.

  • 7

    Para fines comparativos, cabe señalar que solo Chihuahua tuvo un comportamiento similar de fuerte caída, pues disminuyó de 7.0 % en 2015 a 3.3 % en 2018. Este estado tuvo picos de 9.2 % y 8.9 % en el periodo 2006-2008.

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Historial:
  • » Recibido: 12/07/2021
  • » Aceptado: 15/10/2021
  • » : 31/10/2022» : 2022Jan-Jun